Nuestra historia en imágenes
Dentado de una rueda de Ø 2000 mm, en el año 1933
Construcción de un engranaje y su eje para turbina hidráulica, el año 1940
Vista parcial del taller de ENGRANAJES MIRALLES, en 1943
Vista parcial del taller de ENGRANAJES MIRALLES, en 1943
Vista parcial del taller de ENGRANAJES MIRALLES, a principios de la década de 1950
Dentado interior de una rueda de grandes dimensiones Ø 3000 mm, en el año 1934
Libro de cuentas corrientes, del año 1905
Nuestra historia
Durante varios siglos, unas cuantas generaciones de la Familia Miralles, se han dedicado a la industria metalúrgica como constructores de maquinaria y mecanización de piezas. Pero fue durante la primera mitad del siglo pasado, cuando Don Francisco Miralles Nonell, se segregó de la empresa familiar y fundó su propia empresa dedicada especialmente a la construcción y tallado de engranajes.
La empresa empezó a funcionar en la calle Alcolea 111 en el barrio de Sants de Barcelona, cambiándose al poco tiempo al pasaje Aragón en pleno ensanche barcelonés. Pero no fue hasta aproximadamente el año 1933 cuando se trasladó a la c/ Rocafort 155, dirección histórica conocida por muchísima gente donde ha estado más de 70 años.
El comienzo de la actividad, fueron años de mucho crecimiento industrial en los que el desarrollo textil de nuestra comarca hizo que no faltara nunca el trabajo, y la empresa Engranajes Miralles fuese creciendo en maquinaria, experiencia y personal.
Durante la guerra civil fueron incautadas algunas máquinas y equipamientos, con la correspondiente pérdida de capacidad productiva y de trabajadores, pero nunca dejo de funcionar, e incluso llego a fabricar material bélico requerida en cada momento por el bando militar que correspondía a la situación política.
A partir de 1939, pasada la guerra, se reemprendió la actividad normal con los medios restantes, no sin falta de trabajo, ya que había mucho por reconstruir, pero si con mucha falta de materiales, maquinaria y energía. Por lo que la imaginación, coraje y necesidades de los industriales de la época hicieron que ellos mismos se fabricaran sus propias máquinas, entre ellos el Sr. Fco. Miralles que construyó ½ docena de las mismas, para el tallado de engranajes adaptadas a las necesidades del mercado de la época. Pero no todas las máquinas podían funcionar libremente, debido a las restricciones de energía, por lo que en Engranajes Miralles como en otras muchas empresas, se disponía de un motor diesel llamado popularmente "La burra" que arrastraba un árbol de transmisión donde se conectaban casi todas las máquinas.
La empresa funcionó perfectamente durante una posguerra muy próspera y las décadas de los años 50 y 60. Pero al llegar la crisis de los años 70, todos sufrimos una recesión, fue entonces cuando el Sr. Luis Miralles, tomo el timón de la misma como segunda generación, sorteando como pudo la mencionada crisis y mejorando la fabricación, combinando las tradicionales maquinas mecánicas con las emergentes tecnologías mecánico-hidráulicas.
Durante la década de los 80, el Sr. Delfín Miralles tomo las riendas de la empresa como tercera y actual generación dando un rumbo diferente a la fabricación , ya que los clientes ahora quieren las piezas totalmente acabadas, desde el material hasta el tratamiento o rectificado, lo cual obliga a subcontratar mucho mas. También se encontró con el reto de evolucionar e introducir las nuevas tecnologías, aparece el Fax, los ordenadores, evoluciona notablemente la telefonía fija y aparece la móvil, empiezan la época de los CNC y centros de mecanizado… y fue a partir del año 2000 cuando la empresa decide comercializar engranajes y otros elementos de transmisión estándar en stock. Para lo cual traslada la oficina técnica y el almacén a la Avda. Mare de Déu de Bellvitge 309, 08907 Hospitalet de Llobregat, donde en la actualidad, estudia, planifica, oferta a los clientes y pone en funcionamiento las fabricaciones de las consultas y pedidos recibidos de los mismos, y además dispone el stock de engranajes y otros elementos de transmisión para venta inmediata al público.
100 años de industria metalúrgica en Catalunya
Siempre he comentado en mi círculo de familia y conocidos, que si pudiera escoger una época para ir con la máquina del tiempo, escogería a finales de los años 1800 y principios del 1900. Será por la larga tradición mecánica tanto de mi familia como la de mi mujer, o por las batallitas que nos contaban los abuelos, de los grandes logros mecánicos realizados en una sociedad en la que era mucho más importante conseguir lo que el cliente necesitaba, que hacer que el pedido fuera lo mas rentable posible.
El orgullo de aquellos mecánicos de fabricar maquinas y mecanizar engranajes totalmente fuera de sus capacidades de producción, sin tornos de CNC ni centros de mecanizados, nos ha de dar fuerzas para continuar trabajando en esta sociedad tan diferente en la que cada pedido tiene que ser rentable y si no se subcontrata.
Debemos agradecer a aquella generación el legado bibliográfico con el cual hemos trabajado y aprendido las siguientes generaciones. Quien no tiene en su taller u oficina un tomo del ya conocido CASILLAS ( yo tengo delante mío, la quinceava edición de 1958) o EL MANUAL DEL INGENIERO HÜTTE (Mi edición es de 1928) o la extensa bibliografía con la que el ingeniero de la maquinista Don José Serrat y Bonastre ha llenado nuestra biblioteca, o el libro de engranajes de FONT Y CAMPABADAL cuyas anotaciones a lápiz reflejan la cantidad de veces que fue usado por mi abuelo y mi padre (mi edición es de 1929 pero soy consciente de que hay otra de 1904).
Durante la primera mitad del siglo XX el eixample Barcelonés fue cuna del engranaje con representación de la mayoría de la capacidad de fabricación de la ciudad, repartida entre las empresas FONT Y CAMPABADAL, ENGRANAJES FRANCISCO MIRALLES, ENGRANAJES JOSA TRIBÓ, METALÚRGICA RABARTER, ENGRANAJES SPIROIDE (c/ Padilla) y ENGRANAJES REVILLA que colaboraron en el desarrollo industrial del tejido fabril de la ciudad y la posterior época de reconstrucción en la posguerra. .
A todos ellos, a los pocos que quedan y a los que ya no están, les debemos que la industria metalúrgica y en especial la de las transmisiones de Catalunya, tenga el lugar destacado y relevante que hemos heredado del esfuerzo de todos. .